Las verduras son muy buenas. Excepto cuando se enojan. Y nada las enfurece más que la fábrica de las cosas inútiles. Un lugar que emite humo púrpura y contamina el agua, haciendo que el suelo del que se nutren las verduras sea poco saludable. El responsable es solo uno: el señor Ricacho, que controla los engranajes de su fortaleza de acero. Pero el Frente Revolucionario Vegetal está dispuesto a darle una buena lección...