Jugar a ser otra persona, combinado con la imaginación, permite recrear en miniatura la vida real, preparar al niño para situaciones frustrantes, de toma de decisiones y otras que reflejan los aspectos positivos y negativos de la sociedad.
También desarrollan las habilidades psicomotrices. Por ejemplo; A nivel motor, le permitirá al niño dominar su movimiento corporal.
A nivel cognitivo, permite la mejora de la memoria, la atención y concentración y la creatividad del niño.